La Amazonía fue descrita originalmente como una tierra sin Ley, Credo ni Rey: esencialmente una tabula rasa social sobre la cual podrían inscribirse las virtudes o economías de las sociedades europeas, corregirse sus deficiencias o implementarse su soberanía mediante la creación de nuevas formas de organización política. Aunque no se reconoce ampliamente, la Amazonía ha sido un terreno fértil para experimentos sociales y de planificación desde la época del Descubrimiento. Existe una historia constante de intervenciones sociales, especialmente en los últimos 100 años, que abordamos en esta charla. Estas iniciativas ocurrieron en un contexto de exuberancia biótica poco comprendida y con frecuencia mal evaluada. Esta tropicalidad —entendida como “la esencia de la naturaleza”— y el tropicalismo —un conjunto de ideologías sobre los trópicos amazónicos— contrastan con la idea colonial ampliamente difundida del Orientalismo, la cual ha sido aplicada de forma errónea a la Amazonía y a buena parte de los trópicos del Nuevo Mundo. El Orientalismo (simplificando) se enfocaba en la decadencia civilizatoria, el despotismo, el mundo islámico y los entornos densamente habitados. En cambio, la Amazonía —su tropicalismo— fue vista políticamente como un territorio culturalmente vacío o naciente y ecológicamente no gestionado: un mundo listo para su realización providencial y abierto a experimentos utópicos o socioambientales de múltiples tipos. Investigaciones arqueológicas recientes, así como estudios de historia ambiental y etnografía, están revelando la profundidad y complejidad de la ocupación y el manejo indígena. La Amazonía posee una historia única y compleja, y una gran diversidad cultural. Ha generado “utopías” alternativas en el pasado y podría desempeñar un papel clave en la creación de marcos para el futuro. Analizamos estos distintos compromisos históricos con la Amazonía y lo que estas trayectorias pueden decirnos sobre sus futuros posibles.